
Pero junto con ser un "ejercicio", Coffee and Cigarettes tiene la particularidad de ser un ejercicio de Jim Jarmusch, un nombre que a estas alturas engloba mucho más que el cine de un tipo llamado Jim Jarmusch. Al decir Jarmusch uno habla no sólo del cineasta, sino de la estrella medio alternativa, amiga de otros famosos medio alternativos, un cinéfilo entrañable (ahí está la dedicatoria de Broken Flowers a Jean Eustache y el reconocimiento a Hou Hsiao Hsien en su discurso en Cannes para demostrarlo), un favorito de los festivales más importantes que hace cine con estrellas de Hollywood, un tipo alto, flaco y con el pelo rubio-blanco-parado, con una voz lenta y un sentido del humor veloz y agudo.
Coffee and Cigarettes es como una especie de resumen de la obra del Jarmusch-cineasta interpretada por los amigos del Jarmusch-celebridad. Tom Waits, Iggy Pop, Steve Buscemi, Roberto Benigni, Steve Coogan, Alfred Molina, Cate Blanchett y otros varios protagonizan una serie de sketches en blanco y negro, pequeños gags que en algunos casos giran en torno al absurdo o la comedia disparatada (el de con Benigni y uno de un dúo de mafiosos de Staten Island), pasando por el retrato de la vida de las celebridades (el de Molina y Coogan, el de Banchett en un papel doble y el de Tom Waits con Iggy Pop) por una especie de crónica de hermanos-amigos (el de los White Stripe y el de Joie Lee con Cinqué Lee) o lo simplemente improvisado, críptico y carente de sentido (el corto Renee protagonizado por Renee French). Algunas de las historias están algo mejor construidas -sobre todo la de Coogan y Molina, titulada Cousins? y la de Cate Blanchett, llamada Cousins - y permiten crear una suerte de atmósfera, que sin embargo se esfuma apenas comienza la siguiente viñeta. Todas además parecen pedazos de viejas películas de Jarmucsh (Mistery Train, Down by Law, Ghost Dog), retazos, personajes o situaciones de una obra que no alcanza a resumirse ni a quedar siquiera esbozada en los pocos minutos de cada historia.
El desfile de famosos, la música y los detalles al margen (fotos por aquí y por allá que hacen referencia a películas anteriores y a chistes internos) probablemente logren entretener al más fanático de Jarmusch, pero para mí no es más que un entremés un tanto pasado, como esas ramitas o bolitas infladas con sabor a queso que se ponen en una fiesta y que uno sólo se come de aburrido cuando no ha llegado nadie o cuando todos se han ido.
Si al poco tiempo de hacer Coffee and Cigarettes Jarmusch no hubiese hecho Broken Flowers, o si hubiese hecho una nueva película igual de mala que Coffee and Cigarettes, a lo mejor habría que repensar la teoría del ejercicio o la película como un carrete con amigos. Pero por suerte no es así, y esta colección poco prolija de cortos quedará tranquilamente relegada a un segundo plano en la obra de un tipo que por desgracia o por fortuna es muchas veces mucho más (o mucho menos) que las películas que hace.
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