miércoles, 31 de octubre de 2007

La fuga de segovia (Imanol Uribe)


A 30 años de: "La fuga de Segovia" La memoria de la Transición guarda tesoros que un día fueron noticia, más tarde película, y que finalmente han quedado perdidos en el olvido. Una historia llena de esperanza que terminó en tragedia: La fuga de Segovia.


Segovia, 30 años desde la evasión que dio impulso renovado a la amnistía.


Libros, canciones, una película y la historia de este país relatada entre generaciones siguen manteniendo en la memoria colectiva aquella fuga masiva de prisioneros políticos, en su mayoría vascos, que en 1976 escaparían de la prisión de Segovia. La reivindicación de la amnistía obtuvo con ello un nuevo soplo de aire.


Se dice que la primera tentativa de fuga existe desde que se construyera la primera cárcel, ya que el primer derecho del prisionero, y por lo tanto deber, es el de situarse fuera de las paredes que le coartan la libertad. Euskal Herria, al igual que otros muchos países, ha visto nacer a miles de militantes políticos que, como a día de hoy, se han visto abocados a desarrollar su militancia bajo las rejas de las prisiones españolas y francesas. Y a la postre, también a intentar evadirse de ellas, aunque muy pocos han sido los intentos que han prosperado. De entre éstos, la fuga que 29 prisioneros, 25 ellos militantes de ETA, realizaron de la cárcel de Segovia el 5 de abril de 1976 es sin duda alguna la que se mantiene más vida en la memoria colectiva de Euskal Herria junto a la del penal de Ezkaba en 1938.


«Fugarnos era una obligación, un compromiso con Euskadi», señala Bixente Serrano Izko ­uno de los evadidos­ en el prólogo del libro que Angel Amigo ­también otro de los fugados­ escribiera meses más tarde narrando la histórica evasión. Tres decenios después, Serrano Izko señala a GARA que las infructuosas fugas de Segovia «se situaban dentro de la lucha política que llevábamos a cabo como militantes políticos, y más aún con el objetivo de impulsar y reforzar el movimiento popular existente entonces en pro de la amnistía».

«El lobo» frustra el plan .
Un año antes, en 1975, caían en manos de la Policía Armada española los planos y las fotografías del acantarillado de la penal de Segovia. Se iba así al traste así el primer intento de fuga, cuando todo ya estaba listo. Esta vez, también, la inexorable ayuda del infiltrado Mikel Lejarza, «El Lobo» fue decisiva para desentrañar y llevar al traste los planes de los presos vascos.
Así lo recuerda Mikel Laskurain, uno de los cinco encarcelados que consiguieron cruzar finalmente el río Bidasoa y que participó también en la primera intentona. No duda en señalar que aquellos fueron momentos «muy duros», pero a la vez «muy ilusionantes, porque esperábamos salir libres, salir para continuar luchando».


Bixente Serrano Izko aún mantiene intacto en su memoria uno de los «pasajes más importantes e impresionantes» de su vida. Acto seguido de quedar al descubierto los planes de evasión de 1975 comenzaron los preparativos para la siguiente. A pesar de que los responsables de la cárcel segoviana descubrieron todo el plan, incluido el alcantarillado por el que pre- veían salir, los prisioneros vascos optaron por continuar con los planes iniciales. Pero esta vez la excavación del túnel la realizarían en las letrinas en vez de en las duchas.


Teniendo en cuenta que el primer fracaso fue derivado de la caída del comando exterior, en esta ocasión los únicos conocedores de los planes serían los propios presos. Además, a diferencia de la anterior, esta intentona la planearon sólo entre los militantes de ETA (pm). La arquitectura de la propia cárcel de Segovia y el hecho de que en 1975 llevaron a cabo unas obras en su interior propiciarían las condiciones favorables para el éxito de la fuga de la prisión.


El Gobierno español aún franquista alardeaba de que, tras el fallido intento de fuga de 1975, Segovia era «una prisión anti-fuga» en la que, además, el régimen interno estaba catalogado como de primer grado. Pero la tenacidad, la organización, la disciplina y la imaginación de los prisioneros vascos llevaría a que 29 presos ­la mayoría de ellos de ETA (pm), algunos de ETA (m) y otros catalanes del Movimiento Ibérico de Liberación, como el único fallecido en la contienda, Oriol Solé Sugranyes­ se fugaran el lunes 5 de abril de 1976 de la prisión de Segovia.


Linternas fabricadas a base de rollos de papel higiénico, la continuada extracción de tierra que iba a parar a la cocina, turnos de vigilancia ininterrumpidos también durante las noches, partidos a pala y simu- lados arreglos de mobiliario para que no detectaran los ruidos provenientes de la excavación, o la colocación de una tapadera falsa de 40 kilos en el comienzo del túnel, fueron algunos de los necesarios trabajos previos al día de la fuga.


Muere Oriol Sole Sugranyes .
Un camión encargado de transportar madera desde Segovia a Aurizberri (Nafarroa) sería el medio en el que se trasladaron los 29 presos, junto a los cuatro miembros del comando exterior. En la localidad navarra, en cambio, la espera se prolongó durante una hora ante la ausencia del mugalari. Este no acudiría por una confusión, pero los 33 militantes decidirían asumir ellos mismos el objetivo de pasar la muga y llegar a Urepel.


Iñaki Garmendia, otro de los fugados de Segovia, recuerda que con sus 20 años vivió aquello con «mucha ilusión». «Sabíamos que, con la muerte de Franco y con todo el movimiento que había en Euskal Herria, la amnistía podría llegar pronto. Y la acción había que realizarla, para salir antes de allí y a su vez porque considerábamos que aquello iba a suponer un importante empuje a la lucha por la amnistía. Y así fue», señala Garmendia.


Recuerda que en el interior del camión, después de más de una hora de espera, llegaron incluso a votar entre las dos posibilidades que presentaban: regresar hacia Iruñea o ir a través del monte hasta la muga.


Fueron pocos los que optaron por regresar hacia Iruñea y esperar a una segunda cita para el paso del río Bidasoa. A escasos veinte minutos de emprender el camino a través del monte, un destello los paralizó; las metralletas de la Guardia Civil empezaron enseguida a silbar y la nueva huida no se hizo esperar. A oscuras, entre una densa niebla y en medio de ráfagas de disparos, los fugados se dividieron en diversos grupos. Pocos volverían a encontrarse de nuevo. Para al amanecer ya eran 22 los arrestados por la Guardia Civil y la Policía Armada. Incluso los «boinas verdes» del Ejército acudirían al cerco policial de Burguete.


Miren Amilibia, con tan sólo 22 años, fue la única militante del comando exterior que logró zafarse del cerco policial para, al cabo de veinte días, llegar a Ipar Euskal Herria junto a otros cuatro presos fugados. Sus tres compañeros de comando no corrieron la misma suerte y fueron arrestados. A diferencia de los fugados, a los que se trasladaría directamente a la cárcel tras su paso por el cuartel de Auritz, los tres miembros del comando exterior fueron conducidos a dependencias policiales, donde fueron torturados con técnicas modernas, hasta entonces no conocidas, según señalaba «Punto y Hora».


«Para nosotros era importante demostrar que era posible que el sistema se podía resquebrajar y a través, precisamente, de uno de los instrumentos más representativos, como puede ser la cárcel. Acababa de morir Franco, pero no habían cambiado las condiciones. Y considerábamos que debíamos forzar y facilitar la salida de la gente que tenía derecho a salir», afirma Amilibia, que, después de encontrarse con Laskurain, durante la noche logró evadir el cerco policial, retrocediendo y siguiendo los postes eléctricos. En la huida, ya en las cercanías del chalet donde se cobijarían, se percataron de la presencia de otras personas: eran tres de los fugados de Segovia. Los cinco serían los únicos que lograron evadirse con éxito, dejando atrás el cuerpo sin vida de Oriol Solé, al menos tres heridos de bala y un montón de detenidos.


Amilibia, una de las dos mujeres que participaron en la fuga, coincide en que «en aquel contexto político aquella acción supuso un impulso en la lucha popular por la amnistía», que finalmente se materializaría al año siguiente, sin que los militantes vascos hayan dejado, hasta hoy día, de ocupar las cárceles del Estado español.


«Pero de algo no nos cabía duda. No nos cabía duda de que la lucha más dura, la más eficaz, la que verdaderamente había de decidir el triunfo o la derrota, era la de la calle. Y ahí estaba nuestra más consciente obligación. Volver a la calle, volver al pueblo», sentenciaba Serrano Izko en el prólogo del libro sobre la fuga de Segovia. Han pasado 30 años, pero el ejemplo y el testimonio de los fugados sigue muy vivo. -


sábado, 27 de octubre de 2007

Las Bicicletas son para el verano (Jaime Chavarri)


En el verano de 1936 estalla la guerra civil en España. En la ciudad de Madrid, la familia formada por don Luis, su esposa Dolores y sus hijos, Manolita y Luisito, comparten la cotidianidad de la guerra con la criada y los vecinos de la finca.

martes, 23 de octubre de 2007

Sacco y Vanzetti (Giuliano Montaldo)


Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, trabajadores anarquistas italianos que viven en EEUU, son culpados de un crimen que no han cometido. La verdadera razón de su condena es su ideología, vista como una amenaza por los beneficiados del capitalismo.

Videodrome (David Cronenberg)


Max Renn es un aburrido operador de la televisión por cable que un día descubre una televisión "real" llamada Videodrome. Una palpitante pesadilla de ciencia-ficción que nos muestra un mundo en el que el vídeo puede controlar y alterar la vida humana.

Vampiros en la Habana (Juan Padron)


¡Vampiros en La Habana! es el segundo largometraje animado de Juan Padron (creador de Elpidio Valdés). La película trata de una conspiración por parte de las dos bandas organizadas de vampiros ("Capa Nostra" en América y "Vampiro" en Europa) por apoderarse de la fórmula creada por Verner Amadeus que les permite resistir el sol, cada uno con sus propios intereses: El primer grupo pretende destruirla pues atenta contra su negocio de playas para vampiros, y el segundo pretende comercializarla y hacerse ricos, aún cuando la intención original del creador era distribuirla gratuitamente a todos los vampiros. En medio de esta guerra está Joseph Emmanuel ("Pepito" para los amigos), sobrino de Verner y prueba viviente de la eficacia de la fórmula: La ha tomado desde pequeño y, en consecuencia, ha crecido a la luz del sol, ignorando que él mismo es un vampiro.

Tierra y Libertad (Ken Loach)



Divididos por la guerra. Unidos por la revolución... Otoño de 1936. David, un joven comunista en paro, deja Liverpool para incorporarse a la lucha contra el fascismo al inicio de la Guerra Civil española. Ingresa en la sección Internacional de la milicia republicana en el frente de Aragón, donde conocerá a Bernard, Lawrence, Coogan, Blanca, Maite... milicianos como él procedentes de toda Europa y Estados Unidos. David resulta herido y tiene que ser hospitalizado en Barcelona. En la ciudad, comunistas y anarquistas dirimen su propia guerra interna. Dividido entre la lealtad a su partido y su amor por Blanca, David regresa al frente para luchar por la supervivencia de su sueño revolucionario.

Tiempo de Gitanos (Emir Kusturica)


Esta es la historia de Perhan, un joven gitano que sobrevive en una población miserable, protegido por su abuela y enfrentado a la dura realidad de tener que elegir entre la miseria o el delito. A través de un viaje que lo llevará de su hogar a las plazas de Roma, Perhan aprenderá lo que es el amor, la soledad y el dolor de sufrir la traición de quienes son gitanos como él. Drama familiar y social dirigido por Emir Kusturica (Underground) donde este director afinó los temas esbozados en Papá Salió en Viaje de Negocios (1985), su anterior trabajo.

Se arrienda (Alberto Fuguet)


En Se arrienda, el debut como director de cine del escritor Alberto Fuguet, asistimos a una historia sobre un artista frustrado que trata de hacer arte. Gastón Fernández (un convincente Luciano Cruz Coke) es un prometedor estudiante de música a fines de los 80, que quince años después, en el presente, en el Chile de la modernidad concertacionista, se encuentra donde mismo, en el punto de partida, sin obra, sin éxitos y sin nada que decir al mundo. Salvo decir que no tiene Isapre ni previsión ni trabajo fijo.


A Gastón Fernández de nada le ha servido pasar un puñado de años estudiando música en Nueva York. De vuelta en Chile recibe a regañadientes la asistencia paterna y es un típico personaje fuguetiano. Y esto quiere decir que se inscribe en el mundo literario de piezas como Mala onda o Las películas de mi vida, es decir, hay un protagonista desadaptado ABC1, muchas citas y guiños a la cultura pop y un ambiente urbano.


En este caso, un inagotable asfalto santiaguino que sirve de telón de fondo para un drama chileno que refleja un feroz estado de las cosas. Y a través de una excusa leve: la pequeña tragedia de un artista "cuico" que se niega a traicionar sus principicios de juventud. Principios que, por lo demás, nada tenían que ver con la política dura ni la lucha contra la dictadura de Pinochet. Más bien, con el hecho de ser un artista puro.


Se arrienda muestra cómo Gastón Fernández mira a una generación bajo la sombra del sistema liberal. El amigo de jornadas idealistas ahora es un éxitoso y estúpido músico que vive entre Miami y Chile (Felipe Braun). El piola gótico director de Las hormigas asesinas ahora es un director exitoso que habla con acento gringo (un excelente Nicolás Saavedra y su graciosa línea thanksgivin). Y Gastón, un díscolo en este concierto de vendidos, puede que no sea el más justo o altruista o sufrido de los chilenos para hablar del tema. Y eso es lo bueno.

Pan y rosas (Ken Loach)




Maya (Pilar Padilla) y Rosa (Elpidia Carrillo) son dos hermanas mexicanas que trabajan de limpiadoras para una gran empresa en Hollywood; hasta que conocen a Sam (Adrien Brody), un defensor de los trabajadores que despertará en ellas la fuerza para levantarse en contra de su marginal situación en pos de una mejora de su condición social. Se trata de la lucha de las clases bajas e inmigrates contra los poderes empresariales que les someten.

Opus Dei, una cruzada silenciosa (Marcela Said)


En el 2001, Marcela Said sorprendió a todos con su documental “I love Pinochet”, en el cual mostraba las impresiones de los principales partidarios del régimen de Pinochet. Ahora vuelve a sorprendernos con su nuevo documental “Opus Dei, una cruzada silenciosa”, que en 52 minutos logra resumir la esencia de una de las organizaciones más influyentes y secretas de la Iglesia Católica, cuyo pensamiento aún es un misterio.

Opus Dei es un viaje inédito al mundo del fundamentalismo cristiano, en donde la voluntad de poner "la cruz en medio del mundo" lleva la pérdida definitiva de la frontera entre el ámbito religioso y temporal. La posibilidad que un miembro del Opus Dei, heredero del "pinochetismo" haya sido candidato a la presidencia en Chile (Joaquín Lavín), lleva a los realizadores a preguntarse sobre las aspiraciones políticas e ideológicas de esta organización que se define a si misma como "el brazo armado de la iglesia católica".


El postulado público del Opus es extremadamente simple: "Santificar el trabajo, santificarse a través del trabajo, y santificar a los demás a través del trabajo bien hecho". Es tal vez en esta simplicidad donde radica su mayor fuerza. En esta sociedad perfecta, limpia, ordenada, estamentada, "de buen gusto", donde los roles están claros (sobre todo el femenino), la vida pareciera ser más fácil ¿Dónde quedan los matices y dualidades que constituyen a todo ser humano?


Desde la escuela de hotelería en donde educan la consciencia de las empleadas del hogar, hasta las grandes escuelas de comercio en donde se forman los futuros dirigentes europeos, la película revela un mecanismo eficaz de lucha y conquista del poder. De la luz a la oscuridad, de los grandes espacios a la claustrofobia de un sistema cerrado desde adentro; la imagen nos conduce de este sueño "del mejor de los mundos" a las aberraciones de una dictadura espiritual y social.
Con apenas un año después de su filmación, el documental ha sido exhibido en diversos festivales de Europa. Resultó ganador del premio Pedro Sienna del presente año, como mejor mediometraje documental.

Nueces para el amor (Alberto Lechi)


¿Puede un amor adolescente recordarse toda una vida? ¿Puede el destino guiarnos por caminos distintos a los deseados? ¿Existen las casualidades? ¿En el amor, todo es posible? Estas parecen ser las preguntas que surgen en Nueces para el amor. Corre el año 1975, en el contexto de los últimos meses del gobierno de Isabel Perón y el comienzo de la dictadura militar, Sui Generis, uno de los grupos de rock más importantes de la Argentina, da su recital de despedida. A la salida del mismo, a bordo de un tren suburbano, Alicia y Marcelo se conocen. Fuera de la admiración compartida por el dúo musical que acaba de separarse, nada parece unirlos, pero sin embargo hay entre ellos una atracción instantánea. Alicia tiene veinte años, vive sola, trabaja y estudia, quiere ser asistente social y tiene una historia militante bastante común para una joven universitaria de la época. Marcelo tiene 17 años, está terminando el colegio secundario y todo su interés está puesto en su grupo de amigos, los bailes de fin de semana, el fútbol y las chicas. Sin embargo, como si las diferencias solo sirvieran para acentuar la atracción original, Alicia y Marcelo viven un romance arrollador. Ella conocerá la frescura de un romántico adolescente. El la rectitud de una militante y con ella hará el amor por primera vez. La relación termina, Alicia siente que su "compromiso social" es más importante que sus sentimientos y que no puede darse el lujo de continuar. Pero el tiempo no borrará este hermoso recuerdo y el destino los volverá a cruzar en distintas oportunidades, con experiencias de vida muy diferentes y en momentos muy especiales para cada uno de ellos. Nueces para el amor es una historia de amor. También es una historia de este último cuarto de siglo lleno de encuentros y desencuentros que vienen de un pasado aún oscuro, de tenues esperanzas y profundas heridas, de pasiones y desengaños descontrolados. En síntesis es una historia profundamente humana.

Los niños de septiembre (Sergio Marras)

En menos de media hora, este documental de Sergio Marras pasa lista no sólo a la figura de Salvador Allende como político, sino también a las percepciones de quienes crecieron en el Chile posterior, a través de relatos. El archivo de imágenes del ex-presidente exhibido en el documental es impresionante y -como dice su carátula- uno de los más completos que se haya mostrado en el país.
Fuente: www.hommodolars.cl

Memoria, Dignidad y Lucha (La Plataforma)


El rey y jefe de estado Juan Carlos I fue nombrado y educado por la dictadura de Franco.Cuando en la televisión nos dan lecciones de memoria histórica, omiten que la "transición" no fue más que una manera de fortalecer el modelo económico capitalista. Sin resistencia social allanamos el camino para los negocios, pensaron con acierto. Sin movimiento obrero combativo habrá más beneficios para nuestros bolsillos empresariales, celebraron. Hicieron un franquismo sin Franco y lo presentaron como "la llegada de la democracia". Aplastaron la conciencia de clase y la memoria de los luchadores, con sutileza eso sí, para que el triunfo del capital fuera asumido como el triunfo del pueblo. Y se emborracharon en sus propios aplausos.La llegada de la democracia es la historia que escribieron los dueños del dinero y sus centinelas fascistas. Ahora nosotros, los esclavos en rebeldía, vamos a reescribir la historia, romper la realidad impuesta. Arrojar luz revolucionaria sobre la oscuridad franquista con la coherencia de los que ni olvidan ni perdonan.La memoria, la dignidad y la lucha,continuan. ©2006 La Plataforma

CSO Escuela Taller (La Plataforma)


Privatización del suelo, privatización de la vivienda, privatización de la vida social, privatización de las personas...Cuando la lógica de las calculadoras empresariales se impone, hay jóvenes y no tan jóvenes que deciden inventar formas de resistencia y de recuperación de nuestra alegría, nuestro sentido comunitario y nuestra autonomía frente a los estamentos nobiliarios. Así, en la antigua Escuela-Taller de Alcorcón (Madrid), una cuadrilla de rebeldes ha alzado el hacha de la okupación para asestar un hermoso golpe al fundamento del sistema capitalista: la propiedad privada. ©2006 La Plataforma

Video Cronicas 2006 (La Plataforma)


La Valla de la Verguenza (La Plataforma)


Que pasen. Que pasen todos. Que salten la valla de la vergüenza, que la tumben, que la rompan en pedazos. Que vengan todos, aunque no quepamos. Que colapsen las sociedades occidentales, que cortocircuiten el sistema. Que el caos ahogue las calles, los centros comerciales, los espacios de circulación del capital. Que reine la desesperación global.A fin de cuentas, o jugamos todos o se rompe la baraja.¿Cuanto peor, mejor? No. Cuanto más justo, mejor. Cuanto más igualitario, mejor. Cuanto más solidario, mejor.Ya lo sabemos. Es muy fácil ver y hablar pero más fácil es cerrar los ojos y callar. Es mucho más fácil darle la razón a los poderosos, justificar el genocidio normalizado, defender con uñas y dientes unas migajas que cualquier día desaparecerán o que nunca podremos disfrutar porque moriremos enfermos por la comida mercantilizada y el aire intoxicado, atropellados o empotrados en las carreteras del consumo salvaje, evitablemente accidentados en el trabajo.Por qué defender nuestro precario bienestar cuando en realidad nuestras vidas valen lo mismo que las de nuestros hermanos ejecutados en las fronteras: cero.Ni muerte en las pateras, ni europeos con ceguera. ©2005 La Plataforma



Agradecimientos especiales a los compañerxs del Colectivo de Contrainformación Multimedia La Plataforma por facilitarnos este material de forma solidaria y desinteresada...



Visiten su sitio web: http://theplatform.nuevaradio.org/

La Naranja Mecanica (Stanley Kubrick)


martes, 2 de octubre de 2007

La Marcha de los Pingüinos(Luc Jacquet)


Documental francés que narra el extenso, peligroso y épico viaje anual que los pinguinos emperador hacen desde las frías aguas donde habitualmente viven hacia un punto remoto donde se aparean y ponen sus huevos. Rodado en la Antártica, en difíciles condiciones y co-producido por la National Geographic.

La Huelga (Serguei M. Eisenstein)


La huelga (1924), es la primera película de realizada por Sergei M. Eisenstein. Para la interpretación se nutrió del grupo de Teatro Obrero. Los obreros de una importante empresa de la rusa zarista están descontentos y decididos a ir a la huelga. El director de la empresa comunica sus sospechas a altos funcionarios políticos y éstos envían a sus informadores. Se producen reuniones conspirativas de los trabajadores. La tensión se dispara cuando un obrero se suicida al ser acusado injustamente de robo.

La Caida (Olivier Hirschbiegel)


Luego de la brillante interpretación televisiva de "Hitler", de Robert Carlyle, y por supuesto de mas de 80 representaciones filmicas del lider del fascismo, esta es la primera vez que un grupo de alemanes se pone al frente de un proyecto similar. En abril de 1945, hace 60 años, Adolfo Hitler pasaba los últimos días de su vida y su imperio escondido en un sótano de concreto a 15 metros de profundidad. Las batallas del frente oriental ya no ocurrían en los bosques de Rusia o en las fronteras de Polonia sino en los barrios de Berlín. El ejército soviético estaba apenas a unas cuadras de distancia de los búnkers del Führer.


Este film aleman, dirigido por Oliver Hirschbiegel, presenta los últimos 12 días en la vida de Hitler y el Tercer Reich. Por primera vez en décadas, el cine alemán se atrevió a darle rostro y voz al más vil de los hombres. La historia cinematográfica de la Segunda Guerra Mundial ha sido recordada por la narrativa de las víctimas y los vencedores. El hundimiento ofrece la versión de los verdugos.


Nunca es fàcil ponerse en la piel del lider del terror. Alec Guinness (Los últimos días de Hitler, 1973) y Anthony Hopkins (El búnker, 1981) son algunos de los actores que han aceptado colocarse el bigote ridículo y el peinado engominado que obliga la caracterización del dictador nazi. En La Caida, Bruno Ganz es un Hitler que habla alemán, el segundo luego de la interpretación de Albin Skoda en "El último acto" de George W. Pabst en 1956, y que cuya referencia le sirvió para darle a Ganz la inspiración necesaria para poder afrontar este Hitler totalmente en alemán. El timbre de voz de Hitler presenta al alemán como el idioma perfecto para dar órdenes. La fuerza del lenguaje, aun para los espectadores que no entendemos alemán, le da un realismo brutal a la película.


Antes de La Caida, Bruno Ganz trabajó con Wim Wenders en "El amigo americano" -1977- y fue el ángel Damiel en "Las alas del deseo" -1987-. Ahora Ganz borró de su rostro cualquier rastro de serafín para encarnar al seudónimo del demonio. Ian Kershaw, el biógrafo más importante de Hitler, escribió que es casi imposible hacer una mejor película sobre los días previos al suicidio del Führer. La cinta no presenta al líder aclamado por las masas, sino a un tirano senil que convoca ejércitos inexistentes para defender las últimas posiciones nazis sobre Berlín. Un anciano prematuro aquejado por la paranoia y el mal de párkinson. ¿Cómo un ser tan ordinario logró convencer a su pueblo de que el odio y la guerra eran el mejor camino de la salvación nacional?


La caida llega a todo el mundo despertando polémicas. La crítica más frecuente reitera que la película convierte a Hitler en un ente de carne y hueso. La peor de las bestias queda reducida a la mediocre condición de hijo de vecino. Sin embargo, sólo los locos neonazis pueden sentir compasión por el dictador al borde del colapso físico y mental.


¿Qué servicio se le presta a las víctimas del Holocausto al preservar el mito sobrehumano del principal responsable del genocidio? Ninguno. Adolfo Hitler era un ser humano. Su capacidad para la maldad, su habilidad para contagiar el odio y su organización industrial del genocidio no fueron producto de un ser sobrenatural o una inteligencia extraterrestre. El peor de los monstruos tenía absoluta compatibilidad genética con el resto de nosotros. El responsable directo de la muerte de millones de personas, también era capaz de mostrar dulzura frente a un grupo de niños. El mayor criminal del siglo XX era un caballero con las damas y afectuoso con su mascota canina. Al filmar una película sobre este personaje se corre el riesgo de humanizar a la bestia.


Presentar a Hitler como un miembro más de la especie es un recordatorio vergonzoso de lo que podemos ser capaces. Lo más impactante de la película no es la actuación espeluznante y perfecta de Bruno Ganz, sino el amor, la lealtad y la veneración que sentían los alemanes por el hombre que convirtió a su pueblo en una nación de verdugos y asesinos.


Desde hace 60 años, Alemania ha luchado por encarar los fantasmas de su pasado. En su libro El peso de la culpa Ian Buruma compara los esfuerzos de Japón y Alemania para enfrentar sus atrocidades durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras Japón prefiere voltear los ojos hacia otro lado y cambiar la conversación, los alemanes han hecho un esfuerzo colectivo para asumir la responsabilidad de su vergüenza histórica. El hundimiento usa el lente de la cámara para mirar a los ojos a esta pesadilla colectiva.


Hitler se convirtió en líder de Alemania gracias al voto de sus compatriotas, pero su aferramiento al poder por 12 años fue consecuencia de la destrucción de las instituciones que permiten la existencia de la democracia. Un parlamento sólido, una oposición activa y una prensa libre hubieran mitigado su talento para propagar la muerte.


Sesenta años después de que Hitler se dio un tiro en su búnker, nos lamentamos de los desfiguros, las torpezas y las lentitudes de la democracia. Quejarse de las imperfecciones democráticas es uno de los mayores privilegios que puede tener un habitante del planeta Tierra. Las penurias de quienes se lamentan de no tener democracia alguna son sin duda mucho más dolorosas.

Iluminados por el fuego (Tristán Bauer)


"Iluminados por el fuego" narra los recuerdos de Esteban Leguizamón (Gastón Pauls), un hombre de 40 años que, en 1982, cuando te-nía sólo 18, fue llevado como soldado recluta a combatir a las Islas Malvinas. A partir del in-tento de suicidio de uno de sus ex compañeros, Esteban se su-merge en los recuerdos de esa guerra que compartió con otros dos jóvenes reclutas: Vargas, el suicida, y Juan, muerto en combate. Allí aparecen no sólo los horrores propios de la guerra y el padeci-miento del frío y del hambre, sino también las historias de amistad y compañerismo. Desde la mirada de Esteban, la película pone en evidencia la lenta y gradual inmersión de sus frágiles vidas en el co-razón de la muerte misma. A los 20 años de la guerra, Esteban de-cide volver a las islas para reencontrarse con su pasado y cerrar sus viejas heridas.

Good Bye, Lenin! (Wolfgang Becker)



Octubre de 1989 no era el mejor momento para entrar en coma si vivías en Alemania Oriental y eso es precisamente lo que le ocurre a la madre de Alex, una mujer orgullosa de sus ideas socialistas. Alex se ve envuelto en una complicada situación cuando su madre despierta de repente ocho meses después. Ninguna otra cosa podría afectar tanto a su madre como la caída del Muro de Berlín y el triunfo del capitalismo en su amada Alemania Oriental. Para salvar a su madre, Alex convierte el apartamento familiar en una isla anclada en el pasado, una especie de museo del socialismo en el que su madre vive cómodamente creyendo que nada ha cambiado. Lo que empieza como una pequeña mentira piadosa se convierte en una gran estafa cuando la hermana de Alex y algunos vecinos se encargan de mantener la farsa para que la madre de Alex siga creyendo que al final Lenin venció.

lunes, 1 de octubre de 2007

El viento que acaricia el prado (Ken Loach)


Merecida ganadora de la Palma de Oro en la ultima edición del Festival de Cannes, El viento que acaricia el prado (The Wind That Shakes the Barley, 2006) es el gran regreso del inglés Ken Loach a la temática revolucionaria, a la posibilidad de un cambio social radical en un contexto de opresión e injusticias.


Estamos en Irlanda, en 1920. La historia se centra en dos hermanos, Damien (Cillian Murphy), un joven que acaba de terminar la carrera de medicina y planea irse a Londres para completar la residencia, y Teddy (Padraic Delaney), que lidera una rama del Ejercito Republicano Irlandés (Irish Republican Army, IRA) en su lucha por la independencia contra los invasores británicos. Justo antes de partir, Damien presencia terribles actos de brutalidad por parte de las fuerzas inglesas contra los campesinos y trabajadores irlandeses, por lo que reconsidera su posición y decide unirse al IRA junto a su hermano. La violencia aumenta progresivamente cuando los atentados se empiezan a suceder y cuando la corona británica pretende socavar la rebelión a través de salvajes contraataques que tienen por blanco a la población local. Cuando finalmente se concuerda una tregua que obliga a los ingleses a abandonar el país pero somete a Irlanda a la voluntad del Rey, el pueblo irlandés se muestra dividido. A pesar de que el tratado que convalida esta independencia a medias es aprobado, amplios sectores del IRA lo rechazan, por lo que la violencia vuelve a surgir en términos de una guerra civil. Los dos hermanos que antes luchaban codo a codo ahora se ven enfrentados: uno apoyando el tratado (Teddy), y el otro negándolo (Damien). La situación colonial se transmuta en una batalla fraticida.


Como ya lo había hecho en Tierra y libertad (Land and Freedom, 1995) y La canción de Carla (Carla's Song, 1996), Loach, verdadero paladín del cine social inglés, analiza las contradicciones que las propuestas revolucionarias llevan en su ceno, tanto por las discordancias internas y la insensatez de algunas decisiones, como por la violencia excesiva y la recurrente incoherencia ideológica. El director vuelve a combinar con mano maestra un estilo semi documental, paradójicamente muy prolijo y cuidado, con un realismo y una meticulosidad admirable en todos los rubros artísticos y técnicos. A la par de una reconstrucción de época excelente y de maravillosas actuaciones, la sensación de estar presenciando conflictos sociales reales está presente durante toda la proyección. El fin de todo esto no es solo el dejar en claro eso de que los antiguos dominados se convierten fácilmente en los nuevos déspotas, sino también se busca explicitar los hilos imperiales que, ya sin la fuerza militar, intervienen y siguen dominando a través de la política y la economía irlandesa. La influencia británica no se va de un día para otro, la corona apoya la guerra civil con el fin de debilitar el país y conservar su posición hegemónica.
El viento que acaricia el prado construye un lienzo global que pinta magistralmente las distintas aristas del conflicto, tomando el tópico familiar como metáfora directa del trayecto que va desde la unión contra Inglaterra del principio hasta la guerra civil de la segunda etapa, ya expulsados los escuadrones británicos de ocupación. La lucha entre ambos hermanos se inserta dentro de una visión totalizadora que enriquece la comprensión general del período y describe con detalles las diferentes posiciones ante cada alianza y cada ruptura entre los sectores involucrados. Ken Loach se reafirma como un cineasta talentoso y único, capaz de encarar proyectos tan complejos y aparentemente inabarcables como este. Denunciando no solo los asesinatos, torturas y vejámenes perpetrados por los británicos, sino también las contradicciones y paradojas de los oprimidos, el film no evade el dolor y mira de frente al espectador comunicándole que, como decía John Lennon, “si tuvieras la suerte del irlandés, desearías estar muerto”.

El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki)




Chihiro es una niña caprichosa y testaruda de diez años que cree que el universo entero debe someterse a sus deseos. Cuando sus padres – Akio y Yugo – le dicen que tienen que cambiar de casa se pone furiosa y no hace nada para ocultar sus sentimientos. Cuando la familia se marcha, Chihiro se agarra al ramo de flores que le han regalado sus amigos como si llevara en él todos sus recuerdos. Rumbo a su nueva casa, la familia parece equivocarse de camino y de repente se encuentran al final de un misterioso callejón sin salida. Allí se yergue un enorme edificio rojo con un interminable túnel en el centro que parece una boca gigantesca.




El túnel conduce a un pueblo fantasmal donde les espera un magnífico banquete. Akio y Yugo se lanzan sobre la comida. Chihiro mira a sus padres, que siguen devorando plato tras plato, cuando de repente son transformados en cerdos. Sin querer han entrado en un mundo habitado por dioses antiguos y seres mágicos, dominado por la diabólica Yubaba, una arpía hechicera. Yubaba le explica a Chihiro que a los intrusos los transforman en animales y después los matan para comerlos. Los que consiguen escapar de este trágico destino son condenados a morir una vez que se demuestra su inutilidad.




Afortunadamente, Chihiro encuentra un aliado en forma del enigmático Haku. Para postergar su terrible destino y para sobrevivir en este extraño y peligroso mundo debe hacerse útil, debe trabajar. Chihiro sale de su pereza habitual pero a la vez debe renunciar a su humanidad, a sus recuerdos e incluso a su nombre...